Gógol y el diablo. El principio demoníaco en la obra gogoliana

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Los estudios sobre el diablo como figura literaria suelen limitarse a un puñado de obras en las que lo demoníaco ocupa un lugar central: El infierno de Dante y su sensual retrato de Lucifer; el diablo del Paraíso perdido, empeñado en recobrar su antigua grandeza; El matrimonio del cielo y el infierno de William Blake; la invocación fáustica del demonio de Goethe...Por lo demás, cuando se trata de mencionar al diablo agazapado, oculto entre nosotros, las opciones son aún más limitadas, pues invariablemente se recurre a la consabida cita de Las flores del mal de Charles Baudelaire.

   En un intento de subsanar la escasa atención prestada al diablo de Gógol (un diablo verdaderamente astuto, que ha sabido ocultarse hasta pasar inadvertido), en las páginas siguientes me dedico a explorar la presencia demoníaca en sus obras completas, desde los primeros relatos del ciclo ucraniano, constituido por Las veladas de Dikanka y Mírgorod, hasta Pasajes escogidos de la correspondencia con los amigos, libro que constituye por sí mismo un periodo: el de su decadencia artística. Realizo esta labor con el objetivo de identificar y analizar la función narrativa que desempeña el diablo en la prosa de un escritor fundamental del Siglo de Oro ruso.
Alfredo Hermosillo