El realismomágicodeja de serliteratura para antropomorfizarse en una persona queobserva y escucha para despuéscontarnoscuentosverdaderos. Para J. Guadalupe López León, la cotidianidadhechahistoria se volviósutrabajo. Asínarrótodasestasanécdotasque de tan conocidas y comunesnosresultanajenascuandolasleemos (y aquícabeunaprecisión: lashistorias son fidedignas, no tantoporque se ajustan -o no- a la verdad, sinoporqueasífueronnarradas a López, para despuéssercontadasporél).
Si se abunda en las historias de López, en ellas encontramos su misma personalidad. Porque es el mismo López el que nació en La Caja y también estudió en El Vaticano; que conoció al príncipe Juan Carlos de Borbón y también a Aleja, a Odilona o a Liboria; que le da lo mismo rendir cuentas al obispo y al presidente Echeverría que a los niños que visitan el Parque Regional; ser parte del destacado equipo que desarrolla programas presidenciales que organizar los torneos de burros en El Remate y voleibol en Alcuzahue o inventar la Feria del Melón en Ixtlahuacán.
Su trabajo, reflejo de la humildad de espíritu y amor al quehacer social, no podía quedar sin registro. Gracias a Dios y a la virgencita de
Guadalupe –que seguramente con este libro ya aventaja a la de San Juan de los Lagos- es como se presenta este anecdotario intentando aportar al esfuerzo que hace López por rescatar las tradiciones, por resaltar lo olvidado y por no obviar lo cotidiano de nuestro país.
Espero que lo disfruten tanto como si estuvieran escuchando al mismo López contarlo. A juzgar por ustedes. Bienvenidos a Colima.
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$ 190.00
Autor : J. Guadalupe López León
Editorial : Puertabierta Editores
Categoría : Cuento
Idioma : Español
Tamaño : 16x22 cm
ISBN : 978-607-95853-2-7
Páginas : 238
Encuadernación : Rústica
El realismo mágico deja de ser literatura para antropomorfizarse en una persona que observa y escucha para después contarnos cuentos verdaderos. Para J. Guadalupe López León, la cotidianidad hecha historia se volvió su trabajo. Así narró todas estas anécdotas que de tan conocidas y comunes nos resultan ajenas cuando las leemos (y aquí cabe una precisión: las historias son fidedignas, no tanto porque se ajustan -o no- a la verdad, sino porque así fueron narradas a López, para después ser contadas por él).
Si se abunda en las historias de López, en ellas encontramos su misma personalidad. Porque es el mismo López el que nació en La Caja y también estudió en El Vaticano; que conoció al príncipe Juan Carlos de Borbón y también a Aleja, a Odilona o a Liboria; que le da lo mismo rendir cuentas al obispo y al presidente Echeverría que a los niños que visitan el Parque Regional; ser parte del destacado equipo que desarrolla programas presidenciales que organizar los torneos de burros en El Remate y voleibol en Alcuzahue o inventar la Feria del Melón en Ixtlahuacán.
Su trabajo, reflejo de la humildad de espíritu y amor al quehacer social, no podía quedar sin registro. Gracias a Dios y a la virgencita de Guadalupe –que seguramente con este libro ya aventaja a la de San Juan de los Lagos- es como se presenta este anecdotario intentando aportar al esfuerzo que hace López por rescatar las tradiciones, por resaltar lo olvidado y por no obviar lo cotidiano de nuestro país.
Espero que lo disfruten tanto como si estuvieran escuchando al mismo López contarlo. A juzgar por ustedes. Bienvenidos a Colima.
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